Garabateo estás líneas:
"Que se atrevan a vivir la poesía"
ha dicho Breton.
Oliverio Girondo defendió la prosa por su "sinceridad salvaje".
Se preguntó, después de todo, sobre ella:
"¿qué es sino abrir los ojos y mirar?"
De ahí ese amor por la poesía,
esa gratitud enorme que siento por la vida, ha dicho después.
Siguió: "la poesía no puede explicarse,
dada la inmanencia con que usa el lenguaje.
Sólo es posible exponer el sentido de un poema,
según la sensibilidad del lector,
seguir algunas significaciones
contenidas en las obras de un poeta,
y que de ningún modo la agotan,
pues cada lector establecerá con ella
una propia relación,
descubrirá nuevos ecos en nuevas direcciones".
Eduardo Galeano explicó el arte mediante Cándido Portinari.
Portinari pintaba de la mañana a la noche, y de noche también.
-Portinari no está- decía.
Albergado en el exilio, aducía además que nada sabía,
excepto una sola cosa:
"Lo único que yo sé que el arte es arte, o es mierda".
Así Emily Games dio rienda suelta:
"quien sigue y sigue lo consigue. Mirá acá estoy escribiendo y es porque quise.
Escuchá, acá estoy cantando y es porque quise.
Adelante, vé por tus sueños, adelante".
Por caso, miren esto, de Pablo Neruda:
"y fue a esa edad...llegó la poesía a buscarme.
No sé, no sé de dónde salió, de invierno o río.
no sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran palabras,
ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro y me tocaba.
Yo no sabía qué decir,
mi boca no sabía nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada
y vi de pronto el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada por flechas,
fuego y flores,
la noche arrolladora,
el universo.
Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío constelado,
a semejanza,
a imagen del misterio,
me sentí parte pura del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento".
Dirá Eduardo Sacheri, lo más oportuno y sabio
para este momento de dedicatoria para ellas:
"al asombro no le quedan bien las palabras.
Casi me atrevería decir es al contrario.
El asombro aparece cuando se retiran las palabras.
Como la marea, o como el reflujo de una ola,
que al bajar deja la arena lisa
sin otra cosa que ella misma, sin nada más que la arena lisa.
Claro que en algún momento, más tarde o más temprano,
las palabras vuelven. Y cuando eso sucede el asombro ha terminado.
Cuando somos capaces de encontrar explicaciones,
o por lo menos buscarlas echando manos a las palabras,
ya no estamos asombrados.
Podemos estar conmovidos, felices o dañados, pero ya no asombrados".
Diré yo mismo: la poesía es un acto de entrega solidario.
Un acto desnudo en donde el amor permanece terco
esperando la respuestas de las almas oyentes.
Tal vez, cada sentimiento queda estupefacto
y sólo se moviliza
cuando otro lo pasa a buscar.
La poesía somos cada uno de nosotros,
cada acto de sensibilidad que ofrecemos.
Hemos encontrado la poesía
y eso pudo ser posible de una sola manera:
cuando nuestras almas se pasaron a buscar.
Las quiero mucho.
Para Vito y Lau -han sabido estar cuando más las necesité-.