lunes, 27 de julio de 2009

Dos viejos tercos



Es terco el viejo. Quiere viajar a Finlandia y está dele que dele con eso del Campeonato Mundial de Atletismo para Veteranos. La ciudad, dice, es Lathi. Cuenta, entusiasmado, que tiene un Complejo Deportivo impresionante. Cierra de un portazo y se va a entrenar.
Es terco mi viejo. Entra, cierra la puerta. Me pide: "alcanzame el encendedor". Luego, la misma escena de siempre: su pulgar gira la ruedita que saca una chispa que genera una tímida llama. Basta con eso para que se encienda el cabello de tabaco que sobresale del Marlboro. Todo se llena de humo.
Su abuelo murió de cáncer de pulmón. Su padre -mi abuelo- corrió misma desgracia. Mi papá, es terco: ve venir como los 60 años se le caen encima como un yunque que solo piensa amortiguar con la cabeza. No piensa dejar de fumar.
Son tercos los viejos: Efraín Wachs se cansó de no cansarse y aprovechó su terquedad para correr. Porque si corre vive.
Es rosarino, tiene 91 años y una familia que incluye: su mujer de 85 años, dos hijos, una hija y ocho nietos.
Mañana, allá en el sur de Finlandia, comenzará a correr en el Campeonato del Mundo. Quiere hacer las pruebas de 100, 200, 400, 800, 1500, 5.000 y 10.000 metros; salto en largo, salto triple y el "cross country" de 8 kilómetros. De 5.250 atletas es el único que va a participar en todas estas instancias.
Juan Gabriel, el otro viejo, prende el noticioso, putea contra los políticos, contra la injusticia, se hace "mala sangre". Es parte de una generación que vivió las desapariciones de sus amigos. De la que zafó como pudo y que su asfixia económica terminó de ahogarse gracias al menemismo. Pega un portazo, y se va a comprar puchos.
Efraín, el viejo atleta, nació el 12 de marzo de 1918. ¿Hace falta explicar qué generaciones transitó? Se radicó en Tucumán hace varias décadas y hace un par de semanas corrió 91 carreras de 100, en San Miguel. Si importara algo, vale mencionar, que salió campeón en un par de mundiales (Puerto Rico y San Sebastián).
Ahí están los dos: "Yo ya estoy viejo" se excusa mi padre que es más joven que el viejo. Wachs, amante del ajedrez, se cansó de estar sentado tirando diagonales con los alfiles y se metió de lleno en el atletismo: cuando tomó esa decisión tenía 70 años.
Mañana inicia su participación en un mundial. Mientras tanto, mi viejo, se pelea conmigo porque le pido una sola cosa: que deje de fumar.

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