Cosmos

Reencontrarse
por culpa de las energías
que impone el alma

el tiempo es esteril
cuando se trata de la química
y del amor

conocerse en el dolor
abrazarse en el miedo
contener las angustias
decir torpemente
"no sé como hacerlo pero acá estoy"

ayer, tiré mi oído en la mesa
rodeado de vinos y
las palabras me raspaban
por la nostalgia

reir y bajar
preguntarnos por qué la vida
corre tan rápido

Fue Guille el que dijo que la unión era cósmica
le habían gustado algunas frases
como la del pibe que se volvió libro
o la de que aquel raro chico
era la trompada material de mi piña verbal

pero el concepto es de él:
Atracción cósmica.
volamos, surfeamos.
soportamos tristezas
nos conectamos.

creía que en el mundo desfragmentado
una manera de escapar era
el ostracismo...
hasta ayer.

en una noche cósmica
donde las almas se cansaron de
perderse en el misterio absoluto
y decidieron volverse a encontrar

una pared que pide a gritos
que escupas las energías del
budismo zen

mi habitación con noches de
libros, discos, abstracción,
silencio, soledad y dolor.

dos mundos distintos.
dos vidas distintas.
no perdimos el arte de sonreir
de poder pensar
qué carajo somos
qué porquería queremos dejar de ser

en el medio, un viejo amigo
nos canta:
"si todo en este mundo
es un segundo
cómo esperas tanto
y tan profundo para despegar"

y de a poco
después de un abrazo de más de seis
segundos
invadidos por las ganas de llorar
por tanta emoción
el cosmos se marchó
diciendo:
"nos veremos otra vez".

a Guille y Mati, por el flash de ayer.