jueves, 24 de diciembre de 2009

Gustavo Grabia: "Los K legalizan a los violentos"


El autor del libro “La Doce, historia de la Barra Brava de Boca” confiesa que no le teme a las amenazas y que el Pacto Kirchnerista con las barras con miras al mundial de Sudáfrica 2010 es “un delirio”. De Rafael Di Zeo a Mauricio Macri, el periodista de Olé explica la genealogía del poder de los violentos, amparados por la interminable protección del poder político.

¿Espera alguna reacción de la justicia después de la presentación de este libro?
- Sinceramente, no la espero. Hace trece años que estudio a los violentos y presenté varias denuncias. Las causas iniciadas en la Justicia por notas mías están ahí, dando vueltas. No creo que el libro motorice alguna extra.
El libro denuncia la impunidad de la comisaría 24 de La Boca: ¿Cree que la 24 sigue seguirá siendo un refugio judicial para La Doce?
-Seguramente van a seguir haciendo la vista gorda a cambio de una tajada. Eso, lamentablemente, no creo que vaya a cambiar nunca.
¿Terminarán las barras bravas por legitimarse como una institución más?
-Es posible porque los están legitimando desde el mismo poder político. La iniciativa nueva del kirchnerismo llamada Hinchadas Unidas Argentinas –HUA- va directamente en este sentido.
¿Qué opinión tiene al respecto?
-Un delirio. De este modo, los K legalizan a los violentos. Si no hubiese existido tiempo atrás una idea similar, hasta podría darles el crédito de ver si se resocializan. Pero teniendo en cuenta cómo terminó el programa "No más violencia" y que contabilizó dos muertos en su gestión, esto da la idea de que puede terminar igual y con un agravante: el de la banca política que siempre da impunidad.
En este sentido: ¿Cuánto tiene que ver Mauricio Macri en el crecimiento de los Di Zeo?
-Mucho, aunque cuando él llegó a la presidencia de Boca los Di Zeo ya eran una pieza fundamental de la estructura del club, desde su liderazgo en la barra. Pero Macri no hizo nada por recortarles el poder, muy por el contrario, bajo su gestión La Doce acumuló mayor y mayor poder.
¿Qué rol juegan los medios de comunicación deportivos cuando imprimen el término "Cultura del Aguante"?
-No considero que los medios de comunicación per se inciten a la violencia, sí que hay algunos comunicadores en el mundo deportivo que tendrían que tener mayor responsabilidad a la hora de hablar con términos de vida y muerte sobre lo que ocurre en una cancha de fútbol, y también hay que dejar de vanagloriar un poco a las hinchadas, que terminan por tener una preeminencia sobre el espectáculo.
¿Cree que el fenómeno de las barras es universal o se exporta desde Argentina?
-Por un lado es universal, pero por otro lado también hay un fenómeno de exportación nacido desde la Argentina, que se ha dado básicamente en Latinoamérica, donde La Doce es idolatrada por hinchadas mexicanas, chilenas, peruanas y colombianas, entre otras.
En el libro se detallan dos versiones del choque entre Rafael Di Zeo y los líderes de la barra de River (Alan y Adrían) ¿Cuál es la suya?
-Creo que es un mix, de acuerdo con la información recabada de ambas barras. Lo cierto es que la avanzada de River llegó cuando los de Boca ya estaban en conjunto en arco del desaguadero y que los Di Zeo pararon una masacre. Y también creo que los de River hicieron el convite para pelear 100 kilómetros más adelante, y los de Boca los esperaron apenas minutos y se fueron.
¿Volverá Di Zeo al “paraavalancha”?
-No creo que “Rafa” Di Zeo pueda volver al paravalanchas, además tiene un juicio pendiente muy pesado y cualquier movimiento que haga le será perjudicial para el resultado de éste. Sí puede operar para desbancar a Mauro Martín, actual líder de “La Doce”, pero con otro que sea la cara visible. Igual, si fuera inteligente, pactaría su cuota de poder e iría a la platea, dejando la popular para los actuales líderes, entendiendo que su tiempo ya pasó.

Según Grabia, el tiempo de “Rafa” parece haber terminado. Sin embargo, Di Zeo cree que “los jugadores pasan y la barra queda” y que “La Doce es herencia, herencia y herencia”.
Tal vez, un triste presagio sobre la violencia en el fútbol argentino que cada vez más parece no tener fin.

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