miércoles, 21 de octubre de 2009

Representante de una frustración


A Alberto Daniel Carou, le frustraron un viejo sueño: luego de que un grupo empresario pagara 40.000 dólares por su pase, llegó a Arsenal de Sarandí proveniente del Club Cipolletti. Sin embargo, su historia se volvió una de las tantas que ocurren en el fútbol argentino: su representante le cortó la carrera.

El enganche rionegrino llegó a Arsenal con el sueño en la valija. Sin embargo, un plantel que venía de ganar la Copa Sudamericana y una lesión caprichosa lo relegaron en las chances. Seis meses después, su nuevo representante, Sergio Miguel Grecco, lo mandó a Ñublense, un equipo de Chile. Cuenta Carou: “No sabía a qué ciudad iba, ni cuánto dinero ganaría y si el técnico jugaba con enganche o no. Mi representante no me preguntó qué quería hacer, tomó la decisión unilateralmente y tuve que firmar, no me quedó otra”.
Luego, se enteró que su salario no le llegaba completo y que su representante cobraba una especie “de impuesto al sueldo”. Harto de la situación decidió desvincularse y retornar a la Argentina. Cuando llamó a Grecco para informarle la decisión la respuesta fue contundente: “No vas a jugar más al fútbol, no te voy a autorizar a ir a ningún club”.
El pedido de varios clubes fue en vano, ni siquiera el vicepresidente de Arsenal, Carlos Bueno, pudo lograr la autorización. El libro de pases cerró y el jugador se quedó sin equipo.
Grecco, fue quien negoció el pase con Julio Arriaga presidente del Club Cipolleti y diputado nacional para adquirir el pase de Carou. Este emisario-agente autorizado por FIFA- intentó el 5 de enero de 1995 que el Carlos “El Pibe” Valderrama fuera contratado por Newell’s, presidido por el inefable Eduardo López, en una transacción que estuvo signada por las controversias: Valderramana no jugó ni un partido en la Lepra.
Tiempo después, el 19 de julio de ese mismo año, el propio Grecco, se presentó en el Banco de Santiago del Estero y logró cobrar un cheque falso de 5 millones de pesos. Por ese hecho, se mantuvo prófugo de la justicia.
Según el boletín especial Nº 3.606 que figura en el estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino-AFA , en el artículo 2.3 un agente para recibir la licencia “deberá acreditar ante la Comisión tener una conducta intachable, dicha acreditación deberá ser avalada por tres personas que lo conozcan y hagan fe de ello”. No obstante, Grecco, logró que la AFA le otorgue la licencia para ser representante.
Explica el periodista especializado Gustavo Veiga que “existe un carácter relativo del otorgamiento de las licencias. Desde que FIFA delegó a las asociaciones la entrega de licencias cada país se maneja con una imponente libertad. Hoy, prácticamente, cualquier persona puede ser representante, pagando un plus económico mínimo”.
La doctora María Simini, encargada de regular los estatutos de la AFA, cree que “el reglamento de es claro, no encuentro que haya un ‘bache’ ”. Por su parte, el vocero de esta entidad, Ernesto Cherquis Bialo considera que “no se puede culpar a la AFA por la calidad de los agentes”.
A su vez, Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, entiende que “no es la función de Agremiados legislar a los agentes. Nosotros defendemos los intereses de los futbolistas ante los clubes, no fiscalizamos a los representantes”.
Veiga agrega que “en diciembre de 1996 había inscriptos en AFA 6 agentes autorizados por FIFA”. Hoy, la cifra llega a 167 –en blanco- y Argentina se ubica 7ª en el mundo en mayor cantidad de agentes FIFA; segunda detrás de Brasil, en América. Sin embargo, la falta de aplicación de las leyes es notoria, lo que permite que el caso Carou sea uno de tantos, en donde el sueño se convierte en pesadilla y el jugador en protagonista de una historia signada por la frustración.


Publicado en revista "La Final", DeporTEA, octubre 2009.

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