jueves, 29 de octubre de 2009

La imprescindible búsqueda del Club Social



“Esta es la época moderna donde triunfa el delincuente,
y el que quiere ser decente es del tiempo de Colón.
Lo cortés pasó de moda, no hay modales con las damas,
ya no se respetan canas ni las leyes ni el poder.
La decencia la tiraron en el tacho 'e la basura
y el amor a la cultura todo es grupo, puro bluff…”*

*Tango: “Barrio Pobre”
Música: Edmundo Rivero
Letra: de Mario Battistella

Fue Dante Panzeri, allá por el ’74, en su libro “Burguesía y Gangsterismo en el deporte” el que citó al poeta Alberto Girri:
“En el fútbol de antaño se ganaba o se perdía; en el fútbol de hoy, nuestros “reyes del estadio”, como los llamaba Monthelart, siempre son “vencedores morales”, una expresión tan ambigua como hipócrita”. Para Panzeri, “¡todo es camelo! El deporte ahora es circo en todos los niveles, es todo mentira”.
A ese periodista deportivo cascarrabias le molestaba la subestimación de los valores: desde el fútbol entendía que la moral, comprendida de aquel modo, no era más que un discurso ganador que no podía triunfar.
El tiempo le dio la razón: los valores se modificaron, los niños ya no juegan al Dinenti con duraznos, ni con el balero armado con latas de conserva o con pelotas rellenas de papel, encerradas en las medias de la abuela. La socióloga Susana Murillo expone que
“ya no se usan los juegos infantiles, el arroz con leche, las escondidas, las estatuas, el hacer y remontar un barrilete. Por ello, es que se disiparon aquellas primeras relaciones colectivas que daban identidad”.
Antes, bastaba con que un niño gritase “mamá me voy al club” para obtener el permiso incondicional de su madre: “De la casa al club y del club a la casa”, era la advertencia. Por caso, para tomar dimensión de la importancia del club en aquellas épocas, se puede comparar las cifras de socios entre uno de los clubes más populares de la historia, Boca Juniors y Sportivo Barracas –hoy Sportivo Barracas Bolívar - que para fines de la década del ’30 contaba con una similar cantidad de socios: tres mil.
Además, se estaba materializando la profesionalización del fútbol que comenzó antes de la fecha oficial de aquel 31 de mayo de 1931. El escritor Eduardo Galeano escenifica bien como surgió el negocio: “Finalmente, se legalizaron los pagos que se hacían por las espaldas y el jugador se convirtió en trabajador”. En consecuencia, el fútbol hizo que el Club Social se limitara a una relación directa con este deporte y, gradualmente, dejara de lado otro tipo de actividades que no le proporcionaban los mismos ingresos económicos.
Es necesario reconstruir la genealogía de los clubes para poder comprender su metamorfosis: el club de barrio nació a principios del siglo XX propulsado por la actividad social de los inmigrantes. Durante las décadas del 20 y 30, surgieron, además, un conjunto de entidades de distinto tipo: sociedades de fomento, asociaciones mutuales, comités de partidos políticos, bibliotecas populares, entre otras.
La vida de los sectores populares se organizó en torno a otros núcleos: el tiempo libre, la familia, el hogar. La mujer trabajadora se volvió participe activa de la vida barrial. Incluso, concurrían a los bailes, muchas veces acompañadas de sus madres y de sus tías. Los hombres se reunían a jugar a las cartas, al billar, a la paleta o las bochas, generándose intensos debates sobre la vida ciudadana.
En oportunidades, al club se entraba soltero y se salía casado, en una escena que muestra la fuerte vinculación social que mantenía el club; principal punto de reunión de los vecinos de todas las edades, generador de un fuerte sentido de pertenencia y espacio de consolidación de lazos de solidaridad entre sus miembros.
Este contexto no fue casual. El historiador Luis Alberto Romero explica que
“las experiencias barriales espontáneas de colaboración y progreso fueron moldeadas por mensajes coincidentes. Tanto desde el Estado como desde los medios de comunicación ejercieron sobre los sectores populares una fuerte presión para la integración”.
Entonces, los clubes tuvieron una etapa de expansión en este proceso avalado por el rol del Estado. Durante los ’50, fue el lugar donde la vida social del barrio se desarrollaba plenamente. En los ’60 y ’70 el club, prácticamente, era el tercer hogar después de la familia y la escuela, donde grandes y chicos se reunían cada fin de semana al compás de la música en las kermeses. Incluso, la actividad en el club obtuvo nuevos sentidos: lo convirtió en espacios de discusión y debate político.
Sin embargo, a mediados de los ’70 empezó su desarticulación y el Club Social entró estratégicamente en decadencia. El país se sumergió paulatinamente en el modelo neoliberal, lo que impulsó prácticas individualistas: con la dictadura militar estaba prohibido organizarse, el terror impuesto como política de Estado lo impedía.
Al compás de estas transformaciones, se profundizó una cultura que privilegió el individualismo así como el debilitamiento de todos los ámbitos de discusión y diálogo colectivo. Hasta allí había llegado la idea de Estado Benefactor: su resquebrajamiento vino desde el modelo neoliberal.
En el libro “Las pasiones y los intereses” de Albert Hirschmann, el autor sostiene que
“la sociedad se corrió hacia un ámbito privado que terminaría su expansión durante el modelo menemista de la década de los ’90. La pasión por ganar dinero se ha legitimado culturalmente: estamos ya en pleno capitalismo, lo que vale a decir que las pasiones han dejado de estar divorciadas de los intereses”.
El periodista Ezequiel Fernández Moores explica que fue Carlos Menem quien practicó quirúrgicamente esta política: “En su cirugía mayor, sin anestesia, el bisturí menemista, partió en dos el cuerpo social”. Fernández Moores, atribuye este escenario a la privatización de todos los recursos nacionales que le pusieron cerrojo a todos los espacios públicos.
En suma, la incidencia de la globalización, la apertura de fronteras en el mercado económico, el desarrollo de la tecnología, la burocratización del poder sindical, los negociados y la corrupción, determinaron las relaciones sociales.
El Club Social comenzó a regirse por las imposiciones económicas, por un nuevo sistema de reglas, por un nuevo orden hegemónico. Actualmente, ya no se concibe una misma propuesta: la acción del Estado, sus aparatos ideológicos y presencia, el papel que tienen los medios de comunicación como formadores de opinión pública y los espacios de desarrollo de la industria cultural no generan lazos de construcción social.
Susana Murillo agrega que
“desde que el avance de la tecnología y la producción cultural en masa se fueron introduciendo en la vida cotidiana, los niños se retrajeron a los departamentos. Paralelamente, los objetos electrónicos reemplazaron a aquellos viejos juegos cargados de fantasía por un reciente encierro o soledad en compañía”.
Ahora, la influencia de la industria cultural por medio de las nuevas tecnologías es categórica. En Historia crítica de la Opinión Pública, el filósofo alemán Jürgen Habermas, se pregunta
“cómo ejercer la libre representación de lo político en un espacio que tiene dominio privado cuyo objetivo no es político, sino económico. La mayoría de los grandes oligopolios privados de comunicación no quiere lisa y llanamente que el Estado se inmiscuya en una actividad en la que creen tener derecho como simples productores de mercancías”.
En efecto, se ha dado desde la crisis de 2001 con mayor profundidad un aniquilamiento del espacio por la velocidad del tiempo: las tecnologías reemplazan los espacios, se va de lo público a lo privado, de lo social a lo individual, de la rayuela, la mancha y la escondida –juegos en grupo-, al chat -individual y sedentario- en donde los gestos se pierden en el universo virtual de las nuevas tecnologías, en donde el concepto de unidad permanece ausente.
Panzeri, tiempo atrás, denunciaba esta pérdida de valores. Hoy, el individualismo se ha vuelto una estrategia que responde a los intereses del sector privado, que segmenta a la sociedad y provoca una exacerbación del egoísmo. Con la desaparición del Club Social se extinguió el viejo modelo de valores: el reconocimiento del otro, la necesidad de unión y el sentido de solidaridad. Y ahora, cada vez que la nostalgia se presenta, la angustiante búsqueda del Club Social es más profunda y a la vez imprescindible.


Alcira Argumedo: “Estamos en la Argentina privada”*

-¿Por qué se perdieron los clubes sociales?
-Se perdieron porque en Buenos Aires se dio una privatización de los espacios públicos en una clara decisión política de blanquear las ciudades y expulsar a la población de menores recursos. Por eso los clubes se fueron disolviendo, rehenes de la desidia de las instituciones y por el ausentismo del Estado en la falta de apoyo sobre aquellos espacios que tenían cierta vitalidad.
-¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación?
-Los medios cooperaron con la hegemonía neoliberal. Expresaron una concepción del mundo que nos enseña a ser egoístas y a permanecer en una Argentina privada: teléfono privado, electricidad privada, educación privada, clubes privados, medicina privada, barrios privados, seguridad privada.
Esto se debe a que el capitalismo busca conformar elites. Un ejemplo: Puerto Madero y los Countries, que son una búsqueda de segmentación de la ciudad planificada. Estamos en una Argentina privada: un sector social que oscila el 20% que puede tener acceso a lo privado y el 80 % restante de la población se ve privado de estos servicios. Uno, privado en el sentido de privacidad; el otro, en sentido de privación.
Los medios, por supuesto, fueron mercenarios a estos intereses, encerrando en el concepto de inseguridad estos porcentajes. Desde ellos, se conciben plataformas estructurales de exclusión. Los medios exacerban el supuesto carácter imprescindible de lo privado.
-¿Qué otros factores contribuyeron a la desaparición de los espacios públicos?
-La dictadura, la crisis de 2001, cuando se pasó de un 17% la línea de pobreza a un 56% (más de la mitad de la población pobre), la desaparición de la clase media que hoy se conoce como “los nuevos pobres”; claramente son factores que suprimieron la actividad pública. Pero también, hay que decir que los espacios de resistencia social, como por ejemplo los clubes sociales han sido, sistemáticamente, convertidos en espacios públicos privatizados con el fin de la mercancía. Además, los jóvenes tuvieron que dejar el club por ir a trabajar. Esto es lo que más duele: los niños, en la actualidad, en vez de jugar, van a trabajar y eso es lamentable.

*Alcira Susana Argumedo es socióloga y profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires -UBA- e investigadora del CONICET. Diputada nacional electa por la ciudad de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2009 por el movimiento Proyecto Sur.

Trabajo ganador del Concurso Anual Deportea 2009. Publicado en el link:
Los comentarios del jurado en:

viernes, 23 de octubre de 2009

La droga Maradona



A la Armando: “que la chupen” y que “la sigan mamando”. Sin grises como quiere Diego. Así se despachó después de que el seleccionado haya jugado un partido eficiente pero preocupante y consiga el pasaje a Sudáfrica.
Diego fue Maradona una vez más. Desorbitado, fuera de sí. De ése modo, gritó su último gol en los mundiales frente a Grecia y también mostró un símil festejo trepando el alambrado de la Bombonera cuando metió un intrascendente penal frente a Argentinos Juniors, minutos antes que diera nuevamente positivo su prueba de dopaje.
Lejos de la alegría, la clasificación al mundial dejó más dudas que certezas: Argentina no encontró una identidad de juego, no hizo “la nuestra”, ésa de la picardía y la gambeta, que bien supo defender Maradona como jugador.
Argentina fue un concierto del desconcierto. Cuando Diego gambeteaba era así, no sé sabía qué iba a ocurrir. En este aspecto como técnico se parece al futbolista. No se sabe qué va a hacer, ni qué va a pasar.
Hace un tiempo, José Pekerman, antes de que la Selección pierda con Brasil 3 a 1 en Rosario, declaró al diario País de España que “hemos regresado al modelo vigente en las décadas cincuenta, sesenta, y setenta, cuando el fútbol nacional vivía en la autoindulgencia, librado a la improvisación, y a la aparición espontánea de superdotados. Yo pertenezco a la generación que admiró las hazañas de aquellos individualistas que fracasaban mundial tras mundial…desde hace años, en Argentina predomina la desconfianza en el trabajo y la rentabilidad sin esfuerzo”.
Martín Caparrós, escritor y periodista, también sentó su posición: “(Diego) es un señor que en un año no ha conseguido a armar un equipo que juegue a algo-que por eso le pagan-.un señor que supo poner incómodos a todos los demás con sus gestos y actos que, desde que tomó este trabajo, vaciló y falló como muy pocos. Un señor que consiguió que ya nadie le crea: que dice que está pensando en renunciar y a los dos días pregunta de dónde sacaron que está pensando en renunciar… o sea, un señor que no sabe lo que hace…. “. Además, Caparrós, le pidió al entrenador que “no siga destruyendo su memoria”.
Es que ya no le importa a nadie proteger a Diego. Ni a él mismo. El ex 10 justifica su mandato como deté porque “quiero asumir todos los riesgos”. Y todo el entorno - aureola que no se movió de su lado, un poco adrede otro poco porque Diego fue gran receptor- exprime el mayor rédito posible. Por caso, para FIFA y la AFA Maradona conviene, independientemente del resultado que obtenga en el mundial. Ya tienen el circo montado los jerarcas que organizan el fútbol. Maradona irá a Sudáfrica, será, nuevamente, la droga mediática-comercial que nutre a todos: gobierno nacional, sponsors, diarios, TV, y derivados- sociólogos, opinólogos de turno, sociedad toda-.
Por supuesto, que el Pelusa ya no es aquel chico que en poco tiempo pasó de la Villa Fiorito a Barcelona, el sabe, por ejemplo, qué intereses tiene cuando se sienta junto a la presidenta Cristina Fernández el día que anunció la transmisión pública de los partidos. Sabe que Clarín le pegará por demás, porque detrás de sus críticas están los “K” y desde ése lugar, puede “victimizarse”.
A su vez, Claudio Mauri, periodista, trazó este paralelo: “la soberbia y resentimiento lo llevaron a mostrarse como un pésimo ganador, desbordado por el autoritarismo…Maradona se manejó con las misma lógica de comunicación que aplica el kirchnerismo”.
Desde otra óptica pareciera ser cierto que está de moda criticar a Diego. Hasta Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete, dedicó su columna dominical para darle un palazo al flamante entrenador: “me propongo observar críticamente las condiciones técnicas de Maradona para conducir la Selección nacional de fútbol y reprochar abiertamente las bárbaras palabras que ha pronunciado tras el encuentro con Uruguay”. La pregunta que se plantea con respeto es: ¿Qué sabe Fernández de fútbol? No obstante, el abogado, agregó: “Se manifestó de un modo brutalmente grosero y así ha puesto a nuestro país en el banquillo en el que se sientan los enjuiciados por la opinión pública mundial”.
Similar concepto de opinión tuvo una oyente del programa “La venganza será terrible” de Alejandro Dolina cuando le preguntó al conductor: “Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona?” El “Negro” se encargó de la respuesta: “he resuelto –después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? (le respondió a la oyente) por personas cómo usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante…y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente”. Y entre la ironía y el enojo, concluyó: “¡Oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes no él. Él tiene que dirigir la selección de fútbol”.
Por su parte, el escritor Fabián Casas redefinió esta adición al consumo “maradoneano” como Gordismo. Explicó Casas: “El Gordismo es una forma de vida...practica un sincretismo desaforado: es peronista, guevarista, menemista, capitalista, anticlerical, religioso, medium, esotérico, cavallista y todo lo que se ponga por delante. Los pobres practican el gordismo cuando la única utopía que les queda es poder dar una vuelta olímpica. Y las clases medias practican El Gordismo cuando la único que les importa –caiga quién caiga- es que no le toquen el culo, el cable y sus ahorros. El Gordismo, de esta manera, es conservador…Kirchner es gordista cuando prefiere fútbol free que hambre cero.
El Gordismo tiene vocación de poder, nunca vocación de servicios… el Gordismo es adicto a las cámaras, a los micrófonos”.
Y es en ese Truman Show donde se desenvuelve Diego: Armando polémicas, tirando títulos, dejando a todos panzones porque el morbo es el alimento de la mercancía mediática.
En efecto, Maradona es la droga de los medios y ya no importa si es ilegal, si hace bien o mal, sino lo que vale para los medios/ dealer es consumir para entretener y retorcerlo para vender. En rigor, como explica la prosa de Carlos Solari, a Diego le esnifan la cabeza cada día más, y él se esnifa la cabeza también. Lo complicado es que ya “nada ni nadie lo puede parar”.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Representante de una frustración


A Alberto Daniel Carou, le frustraron un viejo sueño: luego de que un grupo empresario pagara 40.000 dólares por su pase, llegó a Arsenal de Sarandí proveniente del Club Cipolletti. Sin embargo, su historia se volvió una de las tantas que ocurren en el fútbol argentino: su representante le cortó la carrera.

El enganche rionegrino llegó a Arsenal con el sueño en la valija. Sin embargo, un plantel que venía de ganar la Copa Sudamericana y una lesión caprichosa lo relegaron en las chances. Seis meses después, su nuevo representante, Sergio Miguel Grecco, lo mandó a Ñublense, un equipo de Chile. Cuenta Carou: “No sabía a qué ciudad iba, ni cuánto dinero ganaría y si el técnico jugaba con enganche o no. Mi representante no me preguntó qué quería hacer, tomó la decisión unilateralmente y tuve que firmar, no me quedó otra”.
Luego, se enteró que su salario no le llegaba completo y que su representante cobraba una especie “de impuesto al sueldo”. Harto de la situación decidió desvincularse y retornar a la Argentina. Cuando llamó a Grecco para informarle la decisión la respuesta fue contundente: “No vas a jugar más al fútbol, no te voy a autorizar a ir a ningún club”.
El pedido de varios clubes fue en vano, ni siquiera el vicepresidente de Arsenal, Carlos Bueno, pudo lograr la autorización. El libro de pases cerró y el jugador se quedó sin equipo.
Grecco, fue quien negoció el pase con Julio Arriaga presidente del Club Cipolleti y diputado nacional para adquirir el pase de Carou. Este emisario-agente autorizado por FIFA- intentó el 5 de enero de 1995 que el Carlos “El Pibe” Valderrama fuera contratado por Newell’s, presidido por el inefable Eduardo López, en una transacción que estuvo signada por las controversias: Valderramana no jugó ni un partido en la Lepra.
Tiempo después, el 19 de julio de ese mismo año, el propio Grecco, se presentó en el Banco de Santiago del Estero y logró cobrar un cheque falso de 5 millones de pesos. Por ese hecho, se mantuvo prófugo de la justicia.
Según el boletín especial Nº 3.606 que figura en el estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino-AFA , en el artículo 2.3 un agente para recibir la licencia “deberá acreditar ante la Comisión tener una conducta intachable, dicha acreditación deberá ser avalada por tres personas que lo conozcan y hagan fe de ello”. No obstante, Grecco, logró que la AFA le otorgue la licencia para ser representante.
Explica el periodista especializado Gustavo Veiga que “existe un carácter relativo del otorgamiento de las licencias. Desde que FIFA delegó a las asociaciones la entrega de licencias cada país se maneja con una imponente libertad. Hoy, prácticamente, cualquier persona puede ser representante, pagando un plus económico mínimo”.
La doctora María Simini, encargada de regular los estatutos de la AFA, cree que “el reglamento de es claro, no encuentro que haya un ‘bache’ ”. Por su parte, el vocero de esta entidad, Ernesto Cherquis Bialo considera que “no se puede culpar a la AFA por la calidad de los agentes”.
A su vez, Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, entiende que “no es la función de Agremiados legislar a los agentes. Nosotros defendemos los intereses de los futbolistas ante los clubes, no fiscalizamos a los representantes”.
Veiga agrega que “en diciembre de 1996 había inscriptos en AFA 6 agentes autorizados por FIFA”. Hoy, la cifra llega a 167 –en blanco- y Argentina se ubica 7ª en el mundo en mayor cantidad de agentes FIFA; segunda detrás de Brasil, en América. Sin embargo, la falta de aplicación de las leyes es notoria, lo que permite que el caso Carou sea uno de tantos, en donde el sueño se convierte en pesadilla y el jugador en protagonista de una historia signada por la frustración.


Publicado en revista "La Final", DeporTEA, octubre 2009.

martes, 13 de octubre de 2009

Un defensor para Messi



Ahora Lionel Messi es un “extraordinario delantero” y nada más. Se dice de él “que en la Selección no rinde”. “Que no siente la camiseta como Diego”. “Que sólo juega bien con el Barcelona”.
Resulta que se lo está criticando desmedidamente. Sin dudas, que el joven prodigio no está descollando en el seleccionado en el que nadie la rompe, o al menos, nadie juega bien, salvo el arquero. Pero de ahí a que Messi tenga que ser lo que fue Maradona hay una gran distancia.
Los hinchas en Argentina son un reguero de pólvora y con poco revientan de estupidez. Por supuesto, que a ese reguero de pólvora lo encienden los medios de comunicación.
En efecto, resulta inexplicable el nivel de ceguera y de capacidad de olvido que tenemos. Messi en 2007 quedó segundo en la votación en la elección del Balón de Oro, en 2008 fue campeón de fútbol en los JJOO de Pekín '08 y campeón del mundo sub-20 en 2006 -6 partidos 6 goles- y, en la actualidad, el planeta lo considera como el mejor jugador del mundo.
¿Saben que logró la pulga en su corta carrera?:12 títulos –además de los mencionados: obtuvo una Champions League, tres Supercopa de España , una Supercopa de Europea- una Copa del Rey, tres ligas y, en el Barcelona, en 194 partidos convirtió 94 goles. En la Selección mayor lleva 26 partidos como titular –en 6 más ingresó- y trece goles. ¿Les parece poco?
¿Cómo es que se puede cometer una injusticia sistemática con cada ídolo nacional? Recordemos: Gabriela Sabatini, perpetró el enorme error de ser talentosa tan joven, que luego cuando no podía con la imponente Steffi Graff, la sociedad la enviaba derechito a la hoguera. Fue la mejor tenista de nuestra historia.
Hace meses, le pasó algo similar a Juan Martín Del Potro –hoy ídolo máximo del deporte argentino- por ir al torneo de Maestros y llegar cansado a la fatídica Copa Davis, versión ‘09.
Misma mala suerte corrió Guillermo Coria, que nunca pudo recuperarse después de perder la final de Roland Garros, en 2004, con Gastón Gaudio. La crítica lo sepultó.
Es que Argentina ha sido jodida hasta con los verdaderos "próceres": Julio Cortázar no fue recibido –se cree por el costo político que traía aparejado reunirse con un zurdo ortodoxo tal- en tiempos de incipiente apertura democrática por el inminente presidente, Raúl Alfonsín, porque no tuvo tiempo en su agenda.
Como tampoco tiene tiempo nuestra cultura nacional para enseñar a sus chicos quienes deberían ser los ídolos reales: tal vez, sólo los estudiantes de medicina saben quienes han sido Luis Leloir, premio Nobel de Química en 1970, Bernardo Houssay, Nobel de Fisiología y Medicina en 1947, o César Milstein, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1984 -todos argentinos, excepto, Leloir que nació en Francia pero trabajó toda su vida en Argentina-.
Hay más: René Favaloro, creador del By Pass- salvó miles de vida con ése "puente arterial"- se quitó la vida cansado que Argentina le diera la espalda. Mariano Moreno, se cree, fue asesinado por pedido de Cornelio Saavedra, en medio de viaje en un barco inglés. Su cuerpo fue envuelto en una bandera inglesa y arrojado al mar.

Entonces, si no damos atención a estos tipos y tampoco rezongamos ante aquellas calles con nombres de genocidas o ladrones –Julio Roca, Bernardino Rivadavia-por caso, por qué no le vamos a caer a un pibe de 22 años por no jugar bien en los últimos tres partidos de fútbol.
En serio: ¿Qué nos pasa a los argentinos para tener tanto odio al pedo?
Se plantea que: Cómo es que este pibe gana millones. Cómo es que no muestra sangre. Porque la rompe allá y acá no. Que acá no la larga. Qué allá si. Porque con los europeos si, y con nosotros no.
Desmenucemos: ¿Será que el pibe gana demasiado por culpa de un negocio que cada día nosotros mismos alimentamos y que hace que el propio Estado, a su vez, le quite al imperio de Clarín la transmisión de los partidos, para destinar una parte de la torta de esos fondos al circo del fútbol y no a las necesidades primordiales de educación o salud, por caso?.
¿Será que el pibe entiende que mostrar sangre es jugar al fútbol asociado que le enseña Joseph Guardiola y no la sangre demagógica que le pide Maradona?
¿Será que allá la rompe porque tiene un equipo y no tiene que lidiar con la injusta responsabilidad de ser Messi más Diez?¿O tal vez, esa responsabilidad se volvió
un yunque para la pulga que sólo Maradona pudo soportar en lo público y debió darse manija con la cocaína en lo privado?
¿Será que allá en Barcelona suelta la pelota porque sabe que Iniesta y Xavi se la devuelven redonda y acá la redonda parece cuadrada porque transita como un dado? ¿O Será que en España es libre y acá el pibe está ahogado?
De amor al odio, querido Lionel, hay un solo paso. Si metías ese zapatazo en el primer tiempo contra Perú, posiblemente, hoy nadie estaría diciendo nada de ti. Pero la pelota pasó a centímetros y acá la máquina trituradora esta en off sólo si es gol.
Si Argentina queda afuera del mundial mañana con los uruguayos, Messi va a la trituradora. Si Argentina se clasifica gracias al niño crack, el Congreso tendrá que promover una Ley para que lo que reste del día 14 de octubre -post partido- sea declarado como el día del “borocotazo” de los hinchas, un feriado dedicado al veletismo nacional.
El gran Mesías, es un talento de fuga –como tantos otros que se nos escaparon- que para jugar al fútbol tuvo que irse del país porque acá no le quisieron pagar el tratamiento de hormonas que necesitaba. Entonces, Argentina a Messi no le dio absolutamente nada y hoy lo que quiere de la pulga, es que lo dé todo.
"Esta sí que es Argentina" cantaba Luca, y en este país patas para arriba quién escribe será, al menos por un tiempo, un defensor para Messi.

sábado, 10 de octubre de 2009

PALERMO HOLLYWOOD



Lo sentaron al banco y le dieron la dieciséis. La cabellera casi le llegaba a la cintura en un glamour bien de los ’90. Fue en San Martín de Tucumán donde no tuvo chances. Pensó, en aquel momento, que si largaba el fútbol aprovecharía su altura para convertirse en un buen pivote en la zona pintada de alguna cancha de Básquet.
Al final tuvo una oportunidad, pero en Estudiantes de La Plata. Con la roja y blanca empezó a pinchar: su primer gol –primera ironía- fue frente a San Martín de Tucumán - lo que se conoce, gracias a Juan Pablo Varsky, como la ley del Ex – el loco 22 de mayo de 1993.
Sin embargo, se hizo famoso en la cancha de River, con un gol Monumental: ése día, el Pincha metió 4 y Palermo festejó meditando cerca del banderín del corner.
Boca se enamoró. Diego Maradona lo recomendó y el Loco desembarcó en el equipo de la Ribera.
Empezaron a pasar cosas raras: Martín se disfrazó de mujer para una revista deportiva, pateó un penal resbalándose y anotó frente a Platense –generó una discusión en FIFA para saber si la conversión era válida- y en la Copa América de 1999 falló tres penales -entró al libro Guinnes como récord negativo-.
Luego, sufrió su primera lesión grave: se cortó el ligamento cruzado de la rodilla izquierda, pero su racha se mantuvo: con la rodilla rota, en cancha, convirtió su gol N° 100. Boca perdía al delantero que en el campeonato anterior había convertido 20 goles en 19 partidos –récord en torneos cortos-.
Estuvo 7 meses inactivo y volvió a jugar contra River Plate, en el partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Libertadores 2000, el 24 de mayo de 2000, en La Bombonera.
El deté de River era Américo Gallego que ante los rumores de que Carlos Bianchi, entrenador de Boca en aquel momento, citaría al goleador averiado, declaró irónicamente que “Si Bianchi pone a Palermo yo pongo a Enzo” (por Francescoli, ídolo de River Plate, retirado del fútbol un par de años atrás). Palermo, ingresó y marcó el tercer gol de su equipo en tiempo de descuento en lo que se conoce como “el gol en muletas”.
El Loco debe su apodo, además, a sus festejos exóticos: alguna vez se bajó los pantalones, bailó, se sentó en un banquito que estaba al costado de la cancha, le gritó el gol a la cámara, se lanzó contra un cartel, se trepó a un palco y saludó desde allí arriba.
Meses después, Boca disputó la Copa del Mundo en Tokio, Japón, frente al Real Madrid. En menos de 5 minutos, el Loco, había alcanzado un par de goles. Boca salió campeón y Palermo fue premiado como el jugador más valioso del partido.
Pero la “suerte” del “optimista del gol” como lo definió Bianchi no siempre estuvo de su lado. Jugando en el Villareal de España, tras haber marcado un gol, se acercó a las gradas a saludar al grupo de hinchas que se amontonó y provocó el desmoronamiento del muro de cemento sobre su pierna derecha, que le costó una fractura expuesta de Tibia y Peroné.
Pero el Titán tuvo un momento aun más difícil: cuando perdió a su hijo recientemente nacido, Stéfano. Ese día pidió jugar y ya en su segunda etapa en Boca, le hizo dos goles a Banfield. Su festejo fue con un llanto conmovedor escondido entre los abrazos de sus compañeros.
De regreso a su casa, la Bombonera –es el goleador histórico de la cancha de Boca-, volvió a escribir escenas de su filmografía: El 18 de marzo de 2007 frente al rival de su corazón Gimnasia de La Plata (“El lobo” es el equipo al que más goles le metió: hasta el momento son 13), convirtió por primera vez en su carrera 4 goles en un mismo partido. En esa semana ya le había embocado 3 goles a su ex club Estudiantes, totalizando 7 goles en 7 días.
El 24 de febrero de 2007, ante Independiente, anotó el tercer gol de su equipo desde atrás de la mitad de la cancha (61,8 metros). En 2008, frente a River Plate, por el Torneo de Verano, se colgó del travesaño para alcanzar una pelota y de ése extraño modo logró convertirle un gol más a su clásico rival.
En 2008, sufre una vez más la rotura de ligamentos cruzados. La lesión lo mantuvo seis meses fuera de las canchas. Pero regresó: al poco tiempo consiguió hacer su gol Nº 200. Fue ante el Deportivo Táchira: El gol 200 fue de media chilena.
Pero hay más: El 4 de octubre, contra Vélez, el arquero contrario Germán Montoya, rechazó desde su área, y Palermo, desde casi 40 metros, devolvió ese disparo con su cabeza, convirtiendo otro gol histórico.
Ayer, 10 de octubre, el “D10S” Maradona intituló el gol a Perú en el minuto 93, como una obra de "San Palermo". En plena tormenta y casi con un pie afuera del mundial de Sudáfrica 2010, el loco Martín metió el gol que le dio la victoria a Argentina e hizo que su historia de vida se parezca cada vez más a un rodaje con un único sello: el de Palermo Hollywood.