viernes, 30 de enero de 2009

Maffisa


El sentido de la lucha por Maffisa.


La lluvia golpea las precarias y dignas carpas que se anclan en la plaza del libertador San Martín. La espalda del gobierno que se pone de frente al acampe. Los ojos de la eternamente distraída e inmutable sociedad miran a cualquier parte.

Está feo el clima pero eso parece ser lo de menos: los trabajadores de Maffisa tienen claro cómo se lucha.Las retóricas son inevitables: ¿Con qué fuerzas siguen adelante? ¿De donde sacan el valor? Cómo siguen/cómo hacen: cómo pueden. Luchan, pelean, debaten en asamblea permanente sobre los valores de la lucha, en tiempos en donde los valores humanos son tapados por los culos que nos muestra la TV.

Los Mafissa son obreros de una fábrica textil que denuncian, en el ejercicio de sus derechos, su pésima situación laboral. Son trabajadores que pelean por la restitución de 18 trabajadores procesados, la reincorporación de los 103 despedidos en noviembre pasado y se mantienen en estado de lucha permanente.

Que quede bien claro: reincorporación de los compañeros que han sido echados por los dueños de la fábrica – la siniestra familia Curi que entregaba listas de trabajadores durante la última dictadura-; desprocesamiento de los obreros que, violados sus derechos constitucionales a la huelga, han sido encerrados bajo las llaves de la impunidad, y la restitución del ciento por ciento de los salarios caídos.

Cómo no exigir, si la producción obtiene 130 toneladas de hilo por día con el plástico de las botellas que paga 35 centavos por kilo de botella, y luego vende el kilo de hilo a tres dólares, obteniendo ganancias mensuales por más de 4 millones de dólares.

Esta es la vieja historia: la famosa plusvalía del viejo loco Marx archivada en el cajón del escritorio del olvido.

Otro dato: Esta fábrica convertida en empresa, estadísticamente tiene un trabajador muerto por año a causa de las pésimas condiciones de trabajo a las que son expuestos. Por eso los obreros saben muy bien cuál es su situación; distinguen cuál es el veneno del sistema capitalista y con su lucha nos obligan a no beberlo.

Mientras tanto, los verdaderos proletarios ponen la mesa y reparten su cena a los cirujas de la plaza que se quedan a comer. La incondicional solidaridad de los pobres que sigue siendo solidaria sin distinguir clases sociales. Y este es el sentido de la solidaridad que Maffisa nos enseña: Un obrero ayuda a otro. Un vale de comida –que a nadie le sobra- se destina para el que no lo tiene. La familia de Maffisa se protege en sí misma. No están pidiendo aumentos, están pidiendo trabajar. La lluvia se detiene, pero el frío no cesa. La impotencia se calma con el apoyo de los compañeros. Maffisa es plural.

Los trabajadores imaginan como puede terminar la historia pero siguen adelante. Difunden para que se enteren los que no quieren saber. Gritan en el silencio, enseñan, ayudan, explican; siguen marchando, muestran cómo se hace. El sentido de la lucha no se compra, no se paga, ni se vende. El sentido de la lucha se enseña. El triunfo no es resultadista.

Alguna vez el Che gritó que la única lucha que se pierde es la que se abandona.Y ahí está Maffisa de pie. Enseñando el verdadero sentido de la lucha.

No hay comentarios: