lunes, 6 de julio de 2009

Angel de la soledad


Y ahora con el resultado puesto, todo terminó.
Los Angeles de Cappa son enviados a la hoguera con el estigma de perdedores, de segundos, de fracasados. Si, así es la Argentina.
Vélez campeón y los hinchas de esta institución “modelo” salivaron a los jugadores como Mario Bolatti, Patricio Toranzo, mientras estos, intentaban dar la cara.
Fue campeón Vélez. Incluso, hasta fue injusto para los hinchas del Fortín, los errores de Gabriel Brazenas y su cómplice Roberto Casas, para conquistar el campeonato que bien merecido tenían. Más injusto, claro, fue para el Globo.
Aunque es cierto que si Rodrigo López hubiese metido el penal, nadie hubiese dicho nada. Pero no lo erró: Se lo atajaron y el campeonato iba camino al resultado justo.
Vélez empujó, si. Pero no mereció ganar. No fue nítida su superioridad. Huracán no jugó como venía jugando. Claro, esto no es culpa de los velezanos, pero en el fondo, se sabe, que si el equipo jugaba con la tónica que venía mostrando, era superior.
No lo pudo demostrar, está claro. Ese fue el pecado de Huracán. Pero en el fondo, todo simpatizante del fútbol-esto no incluye a resultadistas y fanáticos obtusos- sabe que Huracán propuso algo distinto que la media de los equipos.
¿Vélez mereció el campeonato? Sin dudas. ¿Fue justa la conquista de ayer? No. ¿Por qué? Porque La pelota estaba en poder de las manos de Monzón cuando Joaquín Larrivey lo chocó. Porque Eduardo Domínguez abría el partido si un lineman hacía correctamente su trabajo( fue el mismo que no levantó la bandera en el choque Larrivey/Monzón).
No hay que olvidar el penalazo de Arano pero, si juzgamos cosa por cosa, el que perdió fue Huracán. El partido estaba controlado. Se terminaba. Se extinguía. Vélez no había podido hasta allí quebrar a Huracán. Porque Huracán no jugó como siempre, pero supo defenderse.
Decir esto ya no sirve de nada. Sólo justificar un argumento que los resultadistas, automáticamente, olvidarán. Ya no tiene sentido...
Luego, la Argentina de siempre. Acto mafioso uno: El robo de las pelotas, cobarde…vergonzoso.
Acto mafioso dos: El robo de la indumentaria de los campeones. Esto conspira con la versión de la institución Vélez/modelo, que no tuvo previsión.
El único país del mundo donde los jugadores festejan en calzoncillos: “made in Argentina”. Lamentable.
Acto mafioso número tres: sobre el final, el árbitro no supo que hacer, se lavó las manos y pitó el final.
El final. Argentina es así: Gloria para Vélez y fracaso para los Caballeros de la Quema, para Cappa y Huracán.
Por último, un detalle: Fabián Cubero declaró, peyorativamente, que: “el ticky ticky, lo tuvimos nosotros”.
Pregunta: ¿Cuándo? ¿En qué momento?
Ricardo Gareca trabajó, construyó el Vélez campeón, pero la idea del Fortín fue achicarle los espacios, quitarle la pelota al Globo, tapar las subidas de los marcadores de punta, pero no otra cosa. La idea fue anular. Defenderse. Y ser efectivo. Lo logró.
Mostró temple en momentos clave, tuvo lo suficiente para dar vuelta partidos difíciles, jugó regularmente todo el campeonato. Pero no fue vistoso. La propuesta fue extirparle las ideas Cappa. Dos identidades diferentes.
En efecto, es irrespetuoso que Cubero se jacte de “jugar bien el fútbol” cuando nunca pasó la mitad de cancha con pelota dominada como marcador de punta.
Huracán quedó en la historia. Vélez también. La historia la escriben los que ganan y estará en cada uno decidir qué recordar de este clausura 2009.
Mientras tanto, el Ángel de la soledad y de la desolación, seguirá preso de su ilusión y continuará proponiendo la predica del potrero argentino. Esa idea que los europeos odian y en Brasil defienden, y así les va: ¡a bailar… a bailar, bailar!

2 comentarios:

Juan Carrá dijo...

Excelente Sr. Licenciado

luchito dijo...

Ya te dije nacho!!!
Cubero pasó dos veces la mitad de la cancha con la pelota dominada, y las dos veces engancho y la perdio. Esa es la parte que no entiende. No conoce sus limitaciones. Cuantas veces engancha Arruabarrena?? Nunca. Por eso es mejor que Cubero. Por eso odio a Krupoviesa, porque engancha y es perro.
Saludos de el gringo Tejada.
(nunca engancho)