Me acuerdo que fue mi hermano Matías, como siempre ocurre en este tipo de casos, el que me trajo el nuevo disco de una banda que tenía el bizarro apodo de “Los Piojos”. No fue El Verano del ’92 sino que corría el año 1997. Él y sus amigos, bajo El Farolito con su Luz de Marfil, en el patio de casa, trasnocharon jugando al T.E.G, tarareando el raro tema Shup, Shup.
Giró toda la noche Tercer Arco. Yo me aprendí de memoria Maradó, porque en esa época dormía con la pelota bajo el brazo.
Ellos, ya se sabían de memoria los temas de Chac Tu Chac y de Ay Ay Ay.
Hasta allí, Los Piojos, tan solo eran más que unos pibes de barrio que saludaban a las viejas que baldeaban las veredas diciéndoles “Buenos Días Palomar”.
Fue gracias a ellos, y a los grandiosos Redonditos de Ricota, los Guns And Roses y Pearl Jam, que ingresé al fabuloso mundo del rock del que nunca me retiré. Entre los Cancheros jeans cortados, chapas al estilo Axel Rose -todo muy noventa-, se instalaron Los Piojos en mi cabeza.
Marian, mi hermana, siguió profundizando el vínculo piojoso. El penetrante Azul, ese que explicó que “si azul es el misterio más profundo, azules son las almas”, sonó por los pasillos de casa. Las melodías se escapaban con un halo de melancolía por debajo de la puertas de nuestros dormitorios. Luego, para despedir el secundario, ella le regaló a sus compañeros de curso una letra que era un deseo: “Yo sé que vendrán Buenos Tiempos…porque en el barro te viste crecer, porque en el barro sos vos, porque del barro supiste beber, no se olvida el amargo sabor”.
Mientras tanto, un cassete de Chac Tu Chac, nos identificaba de la Crueldad que es vivir en un pequeño pueblo. De lo que duro que es vivir Siempre Bajando, de los Mocosos cagados de hambre en la calle y de que si no Yiras o Yiras como tangueba el gran Discépolo, la vida se vuelve una Sudestada.
Giró toda la noche Tercer Arco. Yo me aprendí de memoria Maradó, porque en esa época dormía con la pelota bajo el brazo.
Ellos, ya se sabían de memoria los temas de Chac Tu Chac y de Ay Ay Ay.
Hasta allí, Los Piojos, tan solo eran más que unos pibes de barrio que saludaban a las viejas que baldeaban las veredas diciéndoles “Buenos Días Palomar”.
Fue gracias a ellos, y a los grandiosos Redonditos de Ricota, los Guns And Roses y Pearl Jam, que ingresé al fabuloso mundo del rock del que nunca me retiré. Entre los Cancheros jeans cortados, chapas al estilo Axel Rose -todo muy noventa-, se instalaron Los Piojos en mi cabeza.
Marian, mi hermana, siguió profundizando el vínculo piojoso. El penetrante Azul, ese que explicó que “si azul es el misterio más profundo, azules son las almas”, sonó por los pasillos de casa. Las melodías se escapaban con un halo de melancolía por debajo de la puertas de nuestros dormitorios. Luego, para despedir el secundario, ella le regaló a sus compañeros de curso una letra que era un deseo: “Yo sé que vendrán Buenos Tiempos…porque en el barro te viste crecer, porque en el barro sos vos, porque del barro supiste beber, no se olvida el amargo sabor”.
Mientras tanto, un cassete de Chac Tu Chac, nos identificaba de la Crueldad que es vivir en un pequeño pueblo. De lo que duro que es vivir Siempre Bajando, de los Mocosos cagados de hambre en la calle y de que si no Yiras o Yiras como tangueba el gran Discépolo, la vida se vuelve una Sudestada.
Cuantas letras acumuladas surgían del alma en los rituales sin calma, en las fiestas que en vivo dieron Ciro, Tavo, Piti, Micky y la compañía de Dani Buira y La Chilinga. El Toto y el Negro. Fíjate que después se sumaron “Juanchy” y"Roger”, que bien Merecido lo tenían y nada cambió.
Recuerdo un recital en La Plata, con miles de bengalas, apretados, en el polideportivo del “lobo”, donde cualquiera podría resultar irónicamente Quemado, vi bailar a mi hermana arriba del escenario, en Muévelo.
También en La Plata, pero esta vez en el Estadio Único, percibí las lágrimas de Ciro en Todo Pasa conmovido por la muerte del verdadero Genius de Adolfo Castello. Más que nunca fue un Verde Paisaje del Infierno. Nos sentimos Tan Solos.
Recuerdo un recital en La Plata, con miles de bengalas, apretados, en el polideportivo del “lobo”, donde cualquiera podría resultar irónicamente Quemado, vi bailar a mi hermana arriba del escenario, en Muévelo.
También en La Plata, pero esta vez en el Estadio Único, percibí las lágrimas de Ciro en Todo Pasa conmovido por la muerte del verdadero Genius de Adolfo Castello. Más que nunca fue un Verde Paisaje del Infierno. Nos sentimos Tan Solos.
Más tarde, el Agua amenizó el dolor y todo volvió a ser una fiesta.
Fue en River, en un Atardecer Gris, cuando se me ocurrió escribirle la letra de Te Diría a algún Angelito que tenía por ahí. Me abracé con amigos y revoleé la camiseta olvidando las angustias cotidianas cuando escuché a Pappo, al gran Rey Del Blues argentino.
Con el Loco y Nico, mis amigos, analizábamos las letras. Nos identificábamos. Nos caía bien la gente nueva que conocíamos sólo por la acreditación de ser “piojosos”.
Mi amigo Rulo, hoy apodado Umbekant, un día vio sobre la mesa de mi casa Máquina de Sangre. Quería saber en ese momento cómo estaban sonando las Murguitas piojosas y me lo pidió. Llévatelo, alegué, mientras le mostraba el tema “Entrando en tu ciudad”.
Con Gilda –todavía no encontré una fanática demencial de su talla- cruzábamos los dedos para que no se separen, cuando los rumores aducían un probable alejamiento. Éramos celosos de los nuevos fans, detestábamos las risas de los piojosos de turno que tarareaban el uoh pa pa pa.
No me olvido cuando le dije a Micaela que Los Piojos se separaban y me dijo. “¿Qué decís?”. Hasta se enojó.
Amor de perro, que pega y pega, cuando parece terminarse.
La vida es así. A veces, en el trabajo me acuerdo de San Jauretche o del Blues del Traje Gris, de lo Difícil que es lidiar contra el Sucio Can de mi jefe. Me doy manija y pienso en que si cayó Babilonia algún día esta Globalización puede dejar de intentar ser una absurda Civilización.
Luego maduré: ¡Dale! No Parés. Basta de Penas, loco. Olvídate, la vida es una Ruleta y que si Vine Hasta Aquí y me volví un Bicho de Ciudad es para que un Buen Día afile mis Dientes de Cordero y logre llegar a la Esquina Libertad.
Repasé la letra en mi mente: “Si vos queres estar libre, si queres alto volar, no dejes que te den el tiro cuando empezás a aletear”.
Entonces, habrá que pelearla Como Alí. Hoy es hoy. D´ont Say Tomorrow. Como lo hacen María y José, que como sea, tienen que llegar a pagar el alquiler a fin de mes. Como los Doctores Crotos en el Balneario. Como Fumigator o cualquier Taxi Boy que se gana la vida trabajando. Como Guadalupe o Ximenita que, pase lo que pase, a ellas siempre les gustó bailar.
Al Desierto mandaré a La luna y a la Cabra. Al Pacífico las Langostas. Me siento un Fantasma. Pensando en Morella y sus Labios de Seda.
¿Y que más? ¿Quién no se emocionó con Canción de Cuna?
Hoy, Sólo y en Paz, veo el Finale. Esta vez ya no quiero Manise, ni Pistolas. No puedo creer que no habrá más Arcos tapados de escenarios y piojosos por todos lados. De solo pensar que no habrá Reggaes Rojos y Negros, ni alientos para “Go negro go” o la armónica en Motumbo…me dan ganas de llorar.
A ver cuando regresas Piojos. Toda la familia ya Anda con Ganas de encontrarte, de volver a degustar el Manjar. No queremos Cruces ni Flores. Ni muchos menos Pollos Viejos.
Muy despacito se empezaron a despedir. Ni piensen que los vamos a olvidar.
No dejen que este cariño se vuelva Salitral, porque Desde Lejos No Se Ve todo el amor. Porque Los Piojos Es Sentir. Y eso no va a cambiar.
Fue en River, en un Atardecer Gris, cuando se me ocurrió escribirle la letra de Te Diría a algún Angelito que tenía por ahí. Me abracé con amigos y revoleé la camiseta olvidando las angustias cotidianas cuando escuché a Pappo, al gran Rey Del Blues argentino.
Con el Loco y Nico, mis amigos, analizábamos las letras. Nos identificábamos. Nos caía bien la gente nueva que conocíamos sólo por la acreditación de ser “piojosos”.
Mi amigo Rulo, hoy apodado Umbekant, un día vio sobre la mesa de mi casa Máquina de Sangre. Quería saber en ese momento cómo estaban sonando las Murguitas piojosas y me lo pidió. Llévatelo, alegué, mientras le mostraba el tema “Entrando en tu ciudad”.
Con Gilda –todavía no encontré una fanática demencial de su talla- cruzábamos los dedos para que no se separen, cuando los rumores aducían un probable alejamiento. Éramos celosos de los nuevos fans, detestábamos las risas de los piojosos de turno que tarareaban el uoh pa pa pa.
No me olvido cuando le dije a Micaela que Los Piojos se separaban y me dijo. “¿Qué decís?”. Hasta se enojó.
Amor de perro, que pega y pega, cuando parece terminarse.
La vida es así. A veces, en el trabajo me acuerdo de San Jauretche o del Blues del Traje Gris, de lo Difícil que es lidiar contra el Sucio Can de mi jefe. Me doy manija y pienso en que si cayó Babilonia algún día esta Globalización puede dejar de intentar ser una absurda Civilización.
Luego maduré: ¡Dale! No Parés. Basta de Penas, loco. Olvídate, la vida es una Ruleta y que si Vine Hasta Aquí y me volví un Bicho de Ciudad es para que un Buen Día afile mis Dientes de Cordero y logre llegar a la Esquina Libertad.
Repasé la letra en mi mente: “Si vos queres estar libre, si queres alto volar, no dejes que te den el tiro cuando empezás a aletear”.
Entonces, habrá que pelearla Como Alí. Hoy es hoy. D´ont Say Tomorrow. Como lo hacen María y José, que como sea, tienen que llegar a pagar el alquiler a fin de mes. Como los Doctores Crotos en el Balneario. Como Fumigator o cualquier Taxi Boy que se gana la vida trabajando. Como Guadalupe o Ximenita que, pase lo que pase, a ellas siempre les gustó bailar.
Al Desierto mandaré a La luna y a la Cabra. Al Pacífico las Langostas. Me siento un Fantasma. Pensando en Morella y sus Labios de Seda.
¿Y que más? ¿Quién no se emocionó con Canción de Cuna?
Hoy, Sólo y en Paz, veo el Finale. Esta vez ya no quiero Manise, ni Pistolas. No puedo creer que no habrá más Arcos tapados de escenarios y piojosos por todos lados. De solo pensar que no habrá Reggaes Rojos y Negros, ni alientos para “Go negro go” o la armónica en Motumbo…me dan ganas de llorar.
A ver cuando regresas Piojos. Toda la familia ya Anda con Ganas de encontrarte, de volver a degustar el Manjar. No queremos Cruces ni Flores. Ni muchos menos Pollos Viejos.
Muy despacito se empezaron a despedir. Ni piensen que los vamos a olvidar.
No dejen que este cariño se vuelva Salitral, porque Desde Lejos No Se Ve todo el amor. Porque Los Piojos Es Sentir. Y eso no va a cambiar.
7 comentarios:
Huy nene...me hiciste piantar "el" lagrimon...
ya se van... ya se van..alla se van Los Piojos...
pasan y quedan, imprime y recuerda.
no es para menos...es q no se van solos.
gracias, posta.
Más allá del marketing...nos quedaron los momentos.
De eso se trata: de aprender a vivir en este mundo que pareciera no querer dejar de ser un negociado. chon ten queron!
Nunca más cerca de la primera sensación que tuve al escuchar el primer tema, en tus palabras descansan la mística piojera los mocosos descansan
Gracias
Gracias por sintetizar en unas lineas todo lo que sentimos los piojosos...SONRISA GRIS, LLANTO FELIZ Y DOLOR...
GRACIAS a vos Tolo por las influencias musicales.
Gilden! tendremos que esperar hasta el próximo ritual!
Esperemos la vuelta!
Un abrazo grande!
Muy bueno!!!!
innacio,sos un groso!..llegue hasta aca leyendo, pero son 10.24a.m- y media tengo una maldita clase de nutricion animal..jee ando a pata...(hay historias q merecen ser contadas, dijo gaston pauls) jaja abrazo!!idolo!
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