jueves, 29 de enero de 2009

Viajar II


Serán entonces,
las energías,
las culpables
de unir nuestros destinos.
Al mirarte tenía
que bajar la mirada.
No podía sostener
el embate. Temblaba.
Dos ojos como cualquiera
que colmaron mis sentidos.
Te miré.
Me miraste.
Eso fue todo, simplemente.
Hiciste un desastre en mi cuerpo.
Fue cómo pisar
el hormiguero de
mi corazón, y generar
que la sangre mansa
que transitaba
por mis venas,
empezará a correr
desesperadamente.
De repente, tus gestos
lograron calmarme.
Me dijiste, de alguna manera,
que esté a la altura del acontecimiento.
Escenario que no quería perderme,
y mucho menos,
no quería que la obra
terminase.
Te miré. Me miraste.
Los postes de la calle
pasaban de largo
como los autos que
accedían a la onda verde.
Me dejaste un puñado de elegancia,
me salpicaste con tu perfume.
Dejaste caer el saludo,
así, deslizándose, por tu cortesía.
Hasta mañana! sonaba a eternidad!
Te miré de reojo, tímido,
cuando te disponías a bajar.
Me clavaste la mirada con fervor,
férrea a tu mensaje:
"Me estoy yendo,
actuá con altura, por favor".
Sacudiste el polvo de mi perversión,
que subliminalmente, dedicó
un"pasala lindo".
Miraste, adjudicandole a tus ojos,
el consentimiento, purgando
miedos añejos que permanecían
como 'okupas' en mi cerebro.
Dame tiempo! No te vayas por favor!
El tiempo está corriendo detrás del destino, sentenciaste.
Niña lista...me dejaste impávido y
desesperado a la vez.
Tranquilo. No desesperes.
Confía en que la vida pondrá
las cosas en su lugar!
Siempre ha sido así.
Apuesto todo
y pierdo todo...
pero no me quedaré
con migajas!
Gracias, por darme
este boleto, señor chofer.
Gracias por este viaje
señorita,
usted me ha hecho
pensar demasiado.
¿Estás dispuesta a diluirte en el olvido?
¿O prefieres tomarme de la mano
para no olvidarte nunca jamás?
-Fueron las últimas palabras
al aire que respira mi soledad-
Shakeaspeare terminó
mi odisea: "el destino
baraja las cartas, pero
somos nosotros quienes jugamos".

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