miércoles, 17 de junio de 2009

DEVOLVER EL DOMINGO DEL '73


Será que para Huracán no debe ser lo único ganar. ¿Dónde se guardará este campeonato sino en la historia y la memoria del fútbol argentino? ¿Qué importa si ya sale o no campeón? Ahora: ¿Qué es salir campeón? ¿En qué consta ganar?
Si cada vez que Javier Pastore agarra la pelota provoca sonrisas. La trata con una delicadeza distinta: la suelta en vez de dar un pase, no la recibe sino que la abraza con una caricia. No es el único: ¿A quién todavía no le hizo acordar al loco René Houseman, Matías Defederico, por caso?
O que no se diga, pero Mario Bolatti tiene tres parecidos: sin jugar de diez, se parece al inglés Babington, ordena el medio a lo “Coco” Basile y grita en voz baja recuperando la pelota, utilizando la mejor manera de hablar: jugando. Parece inevitable evocar la comparación con el elegante “Toscano” Rendo.
¿Y el “Lungo” Nieto? Merece distinción: pese a que le sigue errando al arco, no duda en correr cada pelota convirtiendo una rara especie de goles abstractos. Se va feliz de la cancha aunque no anote, porque puede estrujar su camiseta y llenar el vestuario de transpiración.
Equipo que le dicen, con el Ángel de entrenador defendiendo a Cappa y espada las ideas del Flaco. El deté “quemero” diseñó su equipo como siempre soñó: insiste en jugar con la pelota por el piso e impone la libertad para los que saben. Entonces: ¿Cómo este Huracán no va a hacer acordar al del ’73? Hacer y acordar, que un campeón juegue lindo y después dará casi lo mismo lograr la vuelta.
Esos que sólo quieren ganar, olvidan en la importancia del resultado, la ilusión de creer en las utopías; omiten que en el mundo, como en el fútbol, si se cree en los sueños todavía se puede ser mejor.
Por ejemplo: Quién le quita la emoción presente al barrio. Quién les devuelve las lágrimas a los abuelos y nietos de Parque Patricios. Quién olvida las ovaciones y los aplausos de todo el Ducó. El caño de Pastore a Nico Sánchez en el 4-0 a River o el “Goltz” de cabeza de Paolo después de 6 clásicos sin ganar-3 derrotas y empates-, pegando justo como Ringo, para volver a pelear el campeonato otra vez después de quince años.
Hoy, Huracán está en la víspera, con la ilusión y el sueño intacto. Como explicó Atahualpa “lo que ayer fue esperanza hoy es recuerdo”. Ya es historia.
Cómo se preguntó alguna vez, Osvaldo Ardizzone, quien alertó en su retórica: ¿Quién te devuelve aquel domingo del ’73? cuando afirmaba que ese Globo volaba “como si el progreso no lo hubiese lastimado”.
El día llegó. No se sabe si Huracán será campeón. A esta altura el resultado es casi circunstancial. Porque si algo alcanzó éste equipo es ser el responsable de devolverle a Ardizzonne y al fútbol argentino, aquel domingo del ’73.

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